Es diferente al femenino o, mejor dicho, al que recibimos las féminas.
Lo inician dándose la mano. Pasan a un abrazo con un par de palmadas que resuenan en la espalda como el parche de un tambor, palmadas amorosas que evidencian el aquí y ahora. Terminan, indefectiblemente, con un segundo apretón de manos.
Para que no queden dudas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario